23 abril 2007
Vida musical en Querétaro
Foto: Especial
El dinero no compra la felicidad… Pero todos necesitamos comer.
La música se lleva en el alma, y escogerla como profesión es igual de válida y trascendental para nuestro país, como lo es ser químico o arquitecto.
Por Maricel Pérez*
“¡Te vas a morir de hambre! mejor dedícate a algo en serio”, es la frase que con frecuencia escucharon y a la fecha escuchan aquellos que deciden tomar la música como una forma de vida. Tanto padres de familia, como la sociedad en general tiene un concepto erróneo acerca de lo que ser músico significa y generalmente ignoran la cantidad de trabajo que la profesión requiere.
Ser músico exige; tiempo, dedicación, esfuerzo y por supuesto inspiración, lo cual no es nada fácil, y aunque en particular Querétaro es una ciudad llena de eventos culturales, el presupuesto no siempre alcanza para pagarle a los músicos, y muchas veces presentan su trabajo verdaderamente por puro amor al arte. Sin embargo, una gran parte depende también de la cantidad de esfuerzo y tiempo que el artista le dedique a su trabajo
“Todo está en la voluntad” dice Rafael Mejía, joven cantautor de nuestra ciudad; quién además enfatizó en que si alguien realmente quiere vivir para y por la música, debe mentalizarse que tiene que ser muy organizado, “movido” y sobretodo prepararse a trabajar mucho por su cuenta; si no, “no la armas.”
Particularmente, creo que el ser músico exige más que los considerados “trabajos formales”, ya que, los horarios no son de ocho a cuatro, ni tampoco hay una paga segura y regular, es más, hasta se corre el riesgo de que no haya paga. No es fácil, porque en la música eres tu propio patrón, tu secretario, tu publicista y tu administrador entre otras funciones; además de, por supuesto, componer e interpretar.
“Yo sinceramente necesito mínimo veinte mil pesos al mes, para mí, para mi madre, mis sobrinos y mis pequeños lujos como el café, el tabaco y una que otra copita” comentó Juan Carreón Segovia, al preguntarle con cuánto dinero se sustenta al mes. Juan se levanta a las siete de la mañana, visita radiodifusoras, e instituciones culturales del estado para conseguir trabajo, y lo hace con gusto. La mayor parte de la semana, se dedica a componer alrededor de 5 canciones y poesías. Los días que “no hace nada” los dedica completamente a ensayar en casa y a leer para mejorar la calidad de sus letras. Y cada mes, llega agotado a su meta esperada.
Una de las propuestas que tienen algunos músicos de nuestra ciudad – y creo que aplicaría para todas las profesiones- es la de crear un organismo que regule las condiciones de trabajo así como los salarios, para que estos sean los justos de acuerdo a la experiencia , talento y currículo de cada artista; porque muchas veces sucede que “algunos músicos se malbaratan, pues saben que si cobran menos, le van a tumbar la chamba a otro; aunque ese otro tenga mayor experiencia musical … y a los dueños, les conviene”
Los músicos de Querétaro, trabajan horas incansables para poder vivir de sus sueños; y aunque ese trabajo sea muchas veces menospreciado, es una profesión necesaria y satisfactoria para todos los que la ejercen, y también para todos los que la admiramos. Si bien es cierto, que, en la vida moderna, a veces parece que el dinero lo es todo; yo me pregunto qué pasaría si de pronto desaparecieran los músicos que adornan y acompañan nuestro cotidiano andar; ¿qué haríamos sin estas personas que día con día trabajan y nos comparten su sentir, sus versos, su ideología y sobretodo su corazón? definitivamente, sería un mundo muy triste.
*Maricel Pérez estudia la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación en el ITESM CQ.
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