26 agosto 2006

Discriminación europea recuerda Auschwitz


-> Reporte desde Alemania

De acuerdo con la ONU tras los atentados del 11-S en Nueva York, el 11-M en Madrid y las explosiones en Londres, en Europa se han incrementado el racismo y otras formas de intolerancia hacia los musulmanes.

Brenda Pedraza*
Artículo de investigación

Foto: The New York Times

Para muchos mexicanos, la palabra Auschwitz no dice mucho. Para el resto de la población europea, es una palabra que no quieren mencionar. Localizado en una población al sur de Polonia llamada Oswiecim, Auschwitz-Birkenau es el símbolo de odio a los extranjeros o personas que no hayan sido de raza aria (nazi). Desde 1940 se convirtió en en un centro de genocidio y holocausto donde los alemanes, durante la Segunda Guerra Mundial, transportaron prisioneros políticos polacos y después deportaron judíos, gitanos, franceses y rusos.
Al llegar a la entrada de Auschwitz se puede leer la frase “El trabajo libera” (Arbeits Macht Frei). Era lo primero que los prisioneros podían leer al llegar al lugar donde eran condenados a trabajos forzados, a la cámara de gas, al crematorio, las mazmorras y/o utilizados para experimentos científicos. Pero era una farsa.
Para enero de 1945, el ejército rojo (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) tomó el campo y liberó a los prisioneros que pudieron ser salvados, después de diferentes experimentos, desnutrición severa y trabajo excesivo. Para julio de 1947, el parlamento de Polonia decidió establecer el Museo de Auzschwitz-Birkenau.
En ese momento fueron los judíos y las demás razas las que se creían inferiores y no deseadas. Ahora son los musulmanes los que no son queridos. De este lado del hemisferio hay una creciente fiebre en contra de este gente. El sólo hecho de decir árabe o musulmán implica una distición de trato. En un reportaje de CNN, un joven en el aeropuerto de Stansted en Londres no se le permitió ingresar al avión porque “creen que tiene una apariencia árabe”, según lo que él comentó.
Así la historia se vuelve a repetir. Sólo que el campo de concentración ya no se encuentra en Polonia, sino en diferentes partes del mundo.
La relación de Osama Bin Laden y Al-Qaeda con la destrucción de las Torres Gemelas (septiembre 2001), las explosiones en las líneas del metro de Madrid (marzo 2004), en el transporte público de Londres (julio 2005) y el reciente plan frustrado de explosión de aviones que salieran del aeropuerto de Stansted con destino a Estados Unidos son razones por las que esta xenofobia va en aumento.
¿Qué pasará en el momento en que la tolerancia por esta raza se termine? En un lugar como México en donde la presencia musulmana es mínima, es imposible comprender la sensación de malestar que muchos europeos sienten por estos extranjeros. En un momento, un amigo francés me comentó que los árabes para Europa son como los mexicanos en Estados Unidos; no bienvenidos porque roban los empleos a los connacionales y crean delincuencia. Por supuesto que es algo que me pareción absurdo y grosero. Pero lo dijo con la firmeza necesaria para demostrarme que es un sentimiento compartido y heredado a través de los años.
A punto de terminar mi recorrido por los caminos de Auschwitz mientras imaginaba la cantidad de sangre que debió de haber fluido por ahí, me detuve a leer una frase... “Quien olvida el pasado está condenado a repetirlo”. Es una pena que no haya podido leer al autor, pero es una frase que se repite una y otra vez en la historia. Quizá con el tiempo podremos ver la cordial convivencia entre las diferentes razas o de nuevo el intento o la aniquilación de los seres humanos por los seres humanos.

*Brenda Pedraza estudia Ingeniería en Mecatrónica en el ITESM CQ. Correo: A00882004@itesm.mx

El último momento


Juan Carlos Godoy*
Columna

Foto: Gettyimages

Hoy por casualidad fuiste al autoservicio, y digo por casualidad, porque no lo sueles hacer en domingo, y mucho menos por la noche, pero hoy tu mascota se quedó sin alimento, y como todo lo dejaste hasta el final, sales de casa, caminas a tu auto, conduces en dirección al autoservicio. Pero, ¡oh sorpresa!, no encuentras estacionamiento. Recorres y recorres las filas y nada. Parece como la inauguración de la tienda, pero no; imaginas que están regalando televisores o… botanas, pero, creo que no. Mejor decides ir a dejar el coche a tu casa y salir a pie. Probablemente pierdas menos tiempo.
Llegas a la entrada, las puertas se abren y a la par se abre el caos: mujeres gritando a los niños, niños corriendo de sus madres, padres sin apuro, padres dando alguna nalgada o vociferando amargamente por la demanda de los productos. Te detienes y por un momento dudas si entrar o salir corriendo, pero pasa por tu cabeza el recuerdo de aquel cachorro con hambre que no ha podido probar bocado porque se te olvidó comprar a tiempo su comida. Te atormentas y decides convertirte en un guerrero por llegar al departamento de mascotas. Lo logras y tomas el alimento indicado por el veterinario. Intentas salir del pasillo de los alimentos, y por poco eres atropellado por un maniático y veloz infante que recorre, como si nunca hubiese salido de su casa, los pasillos de la tienda. Una señora te golpea por atrás porque no avanzas rápido, pero estás en una cola de más de 10 metros cuyo fin es la caja. No puede ser, te preparas para esperar al menos una hora porque todos los carritos delante de ti están llenos de a)útiles escolares, b)uniformes escolares, c)materia prima para “lunches” escolares (pan, jamón, queso, leche, jugos, cereal, etc.), o d) golosinas escolares. La mayoría lleva eso, uno que otro por ahí lleva una bolsa de alimento para mascota, un aparato electrodoméstico, o qué sé yo. Pero caramba, más de una hora ha pasado y ya estás realmente fastidiado. Estás a dos lugares de la caja y… se descompone. ¡Caray! Todo este tiempo se ha ido a la basura. Volteas a ver de derecha a izquierda la mejor opción, pero no hay. De pronto todos corren y tú dudas en moverte. La caja reanuda actividades y la señora de delante de ti se pelea con la cajera porque un producto lo cobraron mal, un niño cerillo va a corroborar el precio y éste es correcto; la señora no lo quiere pagar, la cajera no lo quiere cancelar, y al fin, el gerente llega a un arreglo con la clienta. Llega tu turno, pagas, no hay cambio, lo dejas, lo que quieres es salir corriendo. Parece que todos se ponen enfrente de ti y no te permiten la evacuación, pero empujas, avientas, usas la bolsa de alimento como escudo contra el mal de “todo al último”. Harto del caos, llegas a casa, tu perro ladra y tú le abres la bolsa entera, y fastidiado te vas a la cama. Al día siguiente tienes que barrer las croquetas que hay por toda la casa, y es cuando te preguntas, ¿Por qué? ¿Por qué todo hasta el último momento…?

* Juan Carlos Godoy estudia Ciencias de la Comunicación en el ITESM CQ. Correo: jcgodoys10@gmail.com

Propone Haneke Gore

Por Jorge Asprón*
Artículo de opinión

Foto: Especial

Michael Haneke (1942), oriundo de Munich, Alemania, pero crecido en Viena y establecido por gusto en Francia, es uno de los pocos cineastas que se pueden catalogar como punto y aparte. El motivo para esta disyuntiva entre él y Tarantino, Cameron o Scorcese, por hacer un parteaguas entendible o popular, es su incisiva manera de profundizar en los rincones mohosos y oscuros de la peculiar mente humana.
Su propuesta es simple: la película cinematográfica como un lienzo crudo, empapado de realismo gore, tratando de retomar el cine de origen, el mudo, el cine blanco y negro. Él dice que la utilización de música en las películas sirve para disfrazar las fallas narrativas y errores de los directores. Por eso la ausencia de ésta en la mayoría de sus películas, salvo algunos ligeros momentos esporádicos.
Con 21 películas en su haber como director, ha tratado de ahondar (lográndolo de manera exitosa) en aspectos que muchos otros directores omiten en el acto de la dilucidación del verdadero conflicto narrativo, y se estancan finamente en una capa superficial y delgada como hielo. Haneke, por el contrario al mainstream de la narrativa y estética hollywoodense, profundiza en temas como el poder y su manera de ejercerlo, pero a un nivel nuclear y elemental, como es la familia, o relaciones cortas e interpersonales, como lo refleja en muchos de sus personajes.
Esto lo hace explícito en la trilogía de la “Glaciación emocional”, compuesta por los filmes El séptimo continente (1989), El video de Benny (1992), y 71 Fragmentos de una cronología al azar (1994). En El video de Benny, un chico con ese nombre gusta de ver videos y películas violentas, entre ellos un video en donde asesinan un puerco. Luego de verlo repetidas veces, decide tomar acción y él asesina a una chica, grabándolo todo en video, y luego huyendo con la complicidad y compañía de su madre.
Eva, hija de Georg y Ana, en un intento desesperado por llamar la atención de sus progenitores y de romper esa monótona rutina que es la vida en familia, finge quedarse ciega una mañana de colegio. Georg y Ana, en primera instancia, deciden mudarse a Australia, para luego cambiar de planes y convertir una casa en Linz, Austria, en su bastión, y luego en su tumba, pereciendo de inanición después de agotar sus recursos materiales. Esto es la trama de El séptimo continente.
Historias con la crudeza de este calibre construyen el repertorio de Haneke, quien por cierto es graduado en filosofía por la Universidad de Viena. Crudeza a veces lejana y ficticia, pero latente hasta dentro de nuestras propias mentes e intenciones menos sospechadas.

*Jorge Asprón estudia Ciencias de la Comunicación en el ITESM CQ. Correo:A00884529@itesm.mx