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Tal parece que son un museo viviente;,su voz no emite sonido alguno para los oídos de aquellos que no pertenecen a su “estrato social”.
En pleno siglo XXI, con la defensa de los derechos humanos en su apogeo; los indígenas continúan siendo degradados y excluidos por el resto de la sociedad
Por María Fernanda Pacheco *
En el segundo artículo de nuestra Constitución Política, México se define como una nación pluricultural en reconocimiento a los diversos pueblos indígenas que habitan en su territorio; sin embargo, el hecho de que se les reconozca no significa que se les respete.
Tan sólo en Querétaro, más de 59,000 habitantes son indígenas; cantidad que representa el 3.8% de la población del estado. Dicho número puede tomarse no sólo como el número de habitantes indígenas, sino también como el número de personas cuyos derechos humanos son incumplidos. Poco se sabe sobre ellos y prácticamente sólo se les presta atención desde un punto de vista histórico. Tal parece que son un museo viviente; su voz no emite sonido alguno para los oídos de aquellos que no pertenecen a su “estrato social”.
El desprecio hacia este grupo condena a los pueblos nativos del país y del estado a la marginación y la pobreza. Degradados a tal punto en que se les considera ignorantes, los indígenas sufren de un malinchismo tan grande, que incluso se llega a considerar la palabra ‘indígena’ como un insulto. Juzgados como si quisieran arrebatar lo que no les pertenece, los indígenas no pueden participar activamente en una sociedad que los excluye por completo, que los acusa y oprime.
Querétaro pretende enorgullecerse de sus raíces y hasta el gobierno del estado afirma en su spot publicitario: “Querétaro un estado con historia”, pero realmente continúa ignorando y degollando las costumbres indígenas, lo que ha provocado que cada vez más etnias nieguen su identidad.
Los indígenas son la base, el comienzo de la historia y al desconocerlos se desconoce también el pasado y el origen de la sociedad actual. El lugar del juego de pelota ha dejado de serlo para convertirse en una sociedad urbanizada, en el Querétaro que no aprecia ni respeta a los indígenas y que además regatea productos en el centro; sin la conciencia de que son precisamente esos productos los que permiten subsistir a toda una cultura, a una lengua y a un trozo del pasado que con tanto empeño intentamos borrar.
*María Fernanda Pacheco Bravo estudia Ciencias de la Comunicación en el ITESM CQ. E-mail: A00885977@itesm.mx
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