10 septiembre 2006

Las fiestas patrias desde Alemania


Brenda Pedraza*
Columna

Foto:Especial

A casi días de la celebración del Grito de Independencia, me encuentro miles de kilómetros lejos de la tierra que me vio nacer. En un lugar donde la gente, el idioma y la cultura son totalmente diferentes; sería muy difícil explicarles el amor que se puede sentir por México.
A casi ocho meses de haber salido de mi Querétaro para venir a hacer un intercambio escolar a Alemania, me he dado cuenta que en Europa hay cosas maravillosas que la gran mayoría de mi país no va a poder conocer. Los paísajes son hermosos, los climas distintos y la historia ajena a lo que nosotros hemos podido vivir.
Los hermosos castillos de los que sabemos por las novelas o películas que hemos visto, son impresionantes. Caminar por donde grandes emperadores han pasado, es algo que te hace sentir fuera de este mundo. Pero, aún posando para la foto en el lugar donde alguna vez Napoleón o Hitler estuvieron, no hay nada más grande que el sentimiento nacionalista de ser mexicano.
Ya por estos días, comienzan a llegar correos electrónicos que invitan a vivir las fiestas patrias y es que en este lado del mundo se valora más lo que es pertencer a la cultura que se forjó por los siglos entre el Rio Bravo y el Usumacinta.
Por acá se extrañan los tacos, las gorditas, los pambazos, los tamales, el tequila, la cerveza. Aunque la cerveza alemana es muy buena y hay más marcas de las que se pueden imiginar, no hay nada como una Corona o una Victoria o una Sol. Acá la única que se puede comprar es la Corona, pero es tan cara (1.50E = $21 aprox.) que los estudiantes preferimos comprar la Oettinger (0.25E = $3.5 aprox.) o la Becks (0.72E = 10E aprox.) cuando tenemos un poco más de dinero.
En cuanto a la comida, pues las salchichas alemanas son buenas, la pasta italiana es rica, las crepas francesas son deliciosas, pero no hay nada como un plato de pozole o una taza de atole. Ahora hasta McDonalds ya vende comida mexicana; que ni mexicana es.
Oui, c’est parfait! Ja, das ist gut! Penso che sia gusto! Dobra! OK! No, no hay nada como hablar el ‘mexicano’ -porque ni el español tiene tanto sentido para nosotros como el mexicano. Una simple palabra puede tener miles de significados y puede englobar miles de emociones que no tienen traducción a ningún idioma.
¿Qué sería de un pueblo como el nuestro sin la simpatía de la gente? Una cultura más destinada a la extinción. Démonos cuenta que es momento de trabajar para sacar adelante a México y no paralizarnos sólo en un grito de Independencia. La libertad ya la tenemos, ahora hay que saber cómo utilizarla: buscando el bien para toda la población.

*Brenda Pedraza estudia Ingeniería en Mecatrónica en el ITESM Campus Querétaro. Email: A00882004@itesm.mx

2 comentarios:

Anónimo dijo...

“Fiestas patrias”

Primer párrafo:

a) Si bien, literalmente, en México nació Brenda, sugiero quitar la tan manoseada frase de “la tierra que me vio nacer”. Siempre le ayuda al lenguaje el ejercicio de sustitución de las frases estereotipadas por una nueva, personal.

Segundo párrafo

a) Después de “me he dado cuenta” suele ser un error usar la preposición “que” pero debe escribirse “me he dado cuenta de que”
b) Es incorrecto decir “la gran mayoría de mi país”, porque la palabra país es singular; en dado caso, pueden ser la mayoría de los mexicanos… no puede haber mayoría en algo que es uno solo.

Tercer párrafo

a) No se debe usar la segunda persona. No es una carta. OJO.
b) Hay que ser sumamente cuidadosos en publicaciones como ésta (aunque esté en blog, pero ojo, estamos en un ejercicio de periodismo, a fin de cuentas) con frases como “no hay nada más grande que el sentimiento nacionalista de ser mexicano”.¿Por qué? Simplemente, hagamos el ejercicio de cambiar la nacionalidad y pongamos cualquier otra. A eso se le llama etnocentrismo y ha causado variados estragos. Si acaso, (pero tampoco es deseable) es válido que la autora diga tal cosa con una aclaración “para mí” pero decir simplemente que NO HAY, generaliza. Y las generalizaciones son peligrosísimas.

Del último párrafo

Entiendo perfectamente el tono del artículo de Brenda. De verdad lo entiendo pero una frase como “¿Qué sería de un pueblo como el nuestro sin la simpatía de la gente? Una cultura más destinada a la extinción” es terrible. Por terrible me refiero a que es una frase no pensada, evidentemente, porque de haberlo hecho, no se habría escrito. No puede hacerse una afirmación de este tipo, aunque sean sus memorias personales. En dado caso, aclarar que ella ha llegado incluso a pensar que la simpatía es un elemento de mantenimiento de una cultura; tesis que podría ser interesante.

Anónimo dijo...

Confieso que este artículo tiene varias ideas que no comparto. La primera de ellas, es la enorme derrama de NACIONALISMO que se exalta en septiembre: el mes de la PATRIA. Vaya discurso!!
Entiendo muy bien la nostalgia que logra transmitir la autora. Sin embargo, ésta puede exponerse sin frases como "no hay nada más grande que el sentimiento nacionalista de ser mexicano". Francamente, esto es una generalización llevada al extremo.
La idea de que "se valora más lo que es pertencer a la cultura que se forjó por los siglos entre el Rio Bravo y el Usumacinta" está completamente fuera de referencia histórica y cae en un sentimentalismo que, con todo respeto, está fuera de una columna periodística. Nótese que los límites territoriales señalados ya fracturan la Historia del país. Ya se ha elegido una visión fragmentaria y partidista sobre el concepto de "cultura".
La re-afirmación de estereotipos está latente: ¿gente simpática?
¿Trabajar para sacar adelante a México? ¿acaso no se trabaja más de ocho horas díarias? ¡Por favor!¿Qué se pretendía decir? ¿Qué "el mexicano" sigue con el sombrero puesto y recostado en un cactus?
¿Paralizarnos en un grito de Independencia? Me pregunto: ¿por qué seguir celebrando la Independencia? ¿por qué seguir reproduciendo discursos sin cuestionarlos?